domingo, 29 de mayo de 2016

Control y significado, la claves de la motivación

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"Cuando algo es lo suficientemente importante, lo haces. Incluso si las probabilidades no están a tu favor" —Elon Musk

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Imagen: David Marcu (clic sobre la foto para más info.)
Cuando empezamos una nueva iniciativa, proyecto, dieta, rutina de ejercicios, capacitación... las cosas son fáciles, la promesa de una gran recompensa, de una transformación profunda nos emociona y nos insta a actuar.

Sin embargo, pasados algunos días/semanas/meses, cuando la espuma de la novedad baja, las cosas se ponen duras. La convicción desfallece. Ya no es divertido, es una faena.

Es cuando las cosas se ponen difíciles cuando necesitamos mantener la motivación y continuar luchando por alcanzar nuestro objetivo.

Charles Duhigg, en el libro Más agudo, más rápido y mejor desvela cuáles son los factores detrás de la automotivación. Pero antes de ver esos factores, veamos los beneficios que trae consigo la capacidad de motivarse uno mismo. Escribe Duhigg: ​
Los trabajadores que tienen éxito en esta nueva economía son los que saben decidir por sí mismos cómo utilizar su tiempo y optimizar su energía. Saben cómo establecer metas, priorizar tareas y tomar decisiones sobre los proyectos que conviene ejecutar. Las personas que saben cómo auto-motivarse, según las investigaciones, ganan más dinero que sus compañeros, reportan niveles más altos de felicidad y afirman sentirse más satisfechos con sus familias, trabajos y vidas.
Por fortuna, la automotivación, como casi todo lo demás, es una cualidad que se puede cultivar:
La motivación se parece más a una habilidad (similar a la lectura o la escritura) que puede ser aprendida y perfeccionada. Los científicos han encontrado que las personas pueden mejorar su auto-motivación si la practican de la manera correcta. El truco, según los investigadores, es darse cuenta de que un requisito previo para la motivación es creer que tenemos autoridad sobre nuestras acciones y nuestro entorno. Para motivarnos a nosotros mismos, debemos sentir que estamos en control.

"La necesidad de control es un imperativo biológico", escribió un grupo de psicólogos de la Universidad de Columbia en la revista Trends in Cognitive Sciences en 2010. Cuando la gente cree que ellos tienen el control, tiende a trabajar más duro y esforzarse más. Ellos tienen, en promedio, más confianza y superan los reveses más rápido. Las personas que creen que tienen autoridad sobre sí mismos a menudo viven más que sus compañeros. Este instinto de control juega un papel muy importante en el desarrollo de nuestros cerebros en la infancia, una vez que los bebés aprenden a alimentarse por sí mismos, se resisten a que los adultos intenten controlarlos, incluso cuando siendo sumisos aumenta la probabilidad de poner comida en su boca.
Perfecto, ya sabemos que nos gusta mandar y que mandar nos motiva, ahora, ¿como hacemos para sentir que somos los jefes, los capos, los pu**s amos?
Una manera de demostrar a nosotros mismos que estamos en control es mediante la toma de decisiones. "Cada decisión, sin importar cuán pequeña sea, refuerza la percepción de control y autoeficacia", afirmaron investigadores de Columbia. Incluso si tomar una decisión no proporciona ningún beneficio, las personas aún prefieren la libertad de elegir. "Los animales y los seres humanos demuestran que prefieren decidir que ‘no decidir’, incluso cuando esa elección no otorga ningún beneficio adicional", señaló Delgado en un artículo publicado en la revista Psychological Science en 2011.

A partir de estos descubrimientos, una teoría de la motivación ha surgido: El primer paso para fomentar la iniciativa es dar oportunidades a la gente para que tome decisiones que les fortalezca su sentido de autonomía y autodeterminación. Durante los experimentos, las personas estaban más motivadas a completar tareas difíciles cuando esas tareas se presentaban como decisiones en lugar de órdenes.

Si le das a la gente la oportunidad de sentir la sensación de control, y dejas que ellos se habitúen a tomar decisiones, aprenderán a ejercer la fuerza de voluntad. Una vez que la gente hace de tomar decisiones autodirigidas un hábito, la motivación se vuelve más automática.
De acuerdo, controlar nos motiva, pero a veces no es suficiente, necesitamos un impulso extra: su nombre es significado.
Por otra parte, para enseñarnos  a auto-motivarnos a nosotros mismos con mayor facilidad, tenemos que aprender a ver nuestras decisiones no sólo como expresiones de control, sino también como proclamaciones de nuestros valores y objetivos.

Además de controlar, tenemos que demostrarnos a nosotros mismos que nuestras decisiones tienen significado. Cuando comenzamos una nueva tarea, o nos enfrentamos a una labor desagradable, debemos parar un momento para preguntarnos "¿por qué?" ¿Por qué estamos esforzándonos por subir esta cuesta? ¿Por qué estamos obligándonos a apagar la televisión? ¿Por qué es tan importante devolver ese correo electrónico?

Una vez que empezamos preguntando por qué, esas pequeñas tareas se convierten en piezas de una constelación mayor de proyectos significativos, objetivos y valores.
Cuando nuestro padecimiento tiene una razón de peso detrás, se hace más llevadero, la motivación florece. “El que tiene un porqué puede soportar cualquier cómo” afirmó Friedrich Nietzsche.

Todas las mañanas, antes de empezar, para motivarme le doy un vistazo a las fotos de mi familia junto a mi ordenador y recuerdo que ellos son la razón por la cual debo dar lo máximo cada día.

¿Funciona? Casi siempre. Aunque hoy no, mi productividad ha sido de pena. No obstante, aunque es tarde, terminé el artículo.  Al final, quizá sí funcionó hoy también. Nos leemos pronto.

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