domingo, 7 de febrero de 2016

El altruismo es bueno para la salud del corazón

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Son numerosos los trabajos que presentan el efecto beneficioso que tiene para la salud ayudar a los otros.
Un estudio liderado por investigadores del Departamento de Psicología de la Facultad de la Universidad de British Columbia, en Canadá, permitió observar cómo el altruismo contribuye a la salud del corazón y que es posible gozar de este beneficio desde edades tempranas.
Para llegar a esta conclusión los científicos analizaron antes y después de la investigación con entrevistas y exámenes médicos a 106 estudiantes de la ciudad de Vancouver a quienes se les informó que debían participar en tareas de voluntariado. Luego, fueron divididos en dos grupos: uno de ellos quedó a la espera de ser informado cuándo debía comenzar con las mismas y el otro inmediatamente inició su trabajo durante diez semanas. La tarea consistía en ayudar a chicos de primaria en sus estudios fuera del horario escolar.
Tras el lapso pautado se midieron nuevamente los valores tomados al inicio de la investigación, y se constató que los jóvenes que habían asistido a los pequeños para que mejoraran en sus tareas escolares tenían niveles más bajos de colesterol e inflamación, factores relacionados con la salud cardiaca y el estrés.
Pero además el estudio mostró que los estudiantes que más valoraron la tarea y lograron sentir mayor empatía y satisfacción alcanzaron mejores efectos en favor de su salud. 
Ayudar a los otros aun en tareas sencillas y valorarlas es un excelente modo de cuidarnos y contribuir a un mundo más bello. La educación y comprensión de nuestro cerebro social deberían ser un tema presente en todo ámbito educativo y organizacional.
Ayudar nos hace bien a nosotros mismos
En la Universidad de California de Los Ángeles, Estados Unidos, estudiaron a varios voluntarios a los cuales en algunas ocasiones se les permitió auxiliar a sus parejas y en otras no mientras recibían un molesto estímulo eléctrico.
Esta investigación muestra que cuando ayudamos a otros nuestro cerebro se ve bañado inmediatamente con neurotransmisores de la felicidad y placer, lo que indica que es una acción innata de nuestra especie.
El núcleo accumbens, un área relacionada con el placer y la recompensa cerebral que se activa ante estímulos como la comida y el sexo, también responde marcadamente ante conductas altruistas.
Sería una excelente idea que todos pudiéramos disfrutar de uno de los grandes placeres de la vida: asistir a otras personas. Esta conducta no solo es una manera excelente de contribuir con un mundo mejor, sino que además afecta positivamente a nuestro cerebro, mejorando el estado emocional y disminuyendo las hormonas del estrés. 
Además, como los homo sapiens sapiens somos seres altamente sociales y nos contagiamos unos a otros con nuestras acciones y altruismo, el cuidado y respeto por el bienestar de nuestros congéneres, sin lugar a dudas, sería un contagio muy sano.
Las caminatas al aire libre favorecen el proceso de pensamiento 
A la hora de tomar decisiones, pensar en una problemática o asentar ideas la gran mayoría de la gente considera que lo mejor que puede hacer es quedarse en un cuarto, concentrada en el tema de turno. 
Sin embargo, hoy encontramos que este comportamiento bastante común debería modificarse ya que una manera de asentar una reflexión o de cavilar con mayor flexibilidad podría darse a partir de una caminata al aire libre, que no solo ayudará a nuestro cuerpo sino también al cerebro a oxigenarse, según confirmó una investigación realizada por la Universidad de Stanford, Estados Unidos.
¿En dónde radica el quid de esta cuestión? Una buena caminata genera que el corazón lata más rápido, circunstancia que produce una mayor circulación de sangre y oxígeno al organismo en general. Asimismo, realizar este simple ejercicio con frecuencia es muy favorable para las conexiones cerebrales, el retraso del envejecimiento del cerebro, el aumento del volumen del hipocampo (área muy importante para la memoria) y el incremento de los niveles de moléculas que estimulan el nacimiento de nuevas neuronas y una mejor comunicación en la sinapsis. 
Incluso, existen diversas pruebas que mostraron cómo después de hacer actividad física ―sin importar la intensidad― las personas tienen mejores rendimientos en tareas que requieran de la memoria y la atención plena. 
Alguna vez el filósofo y pensador alemán Friedrich Nietzsche aseguró: “todos los pensamientos verdaderamente grandes son concebidos caminando”, la ciencia le dio la razón.

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