A partir de ellos formamos nuestras creencias, es decir, organizamos las ideas acerca de nosotros mismos, de los otros y del mundo. Así, se conforma un modo de ver la realidad que se va desarrollando a lo largo de la vida.
Recuerdos de cabalgatas en la Patagonia
A veces en una tarde lluviosa de invierno la magia aparece cuando uno menos lo espera.
Y como en los cuentos, sucede que, había una vez adentro de una caja de fotos que tiré sobre la cama, una, que me llevó muy lejos en los recuerdos.
Emprendimos años atrás una marcha por la Cordillera saliendo del Regimiento de Montaña con asentamiento en Junín de los Andes. Allí el ejército conserva mulas para transportar cañones y vituallas. Las mismas mulas que se apostaron en los límites con Chile cuando estuvimos a pocas horas de entrar en un conflicto armado. Entonces llevaron en las maletas de cuero cañones y munición.
Nosotros llevábamos pertrechos y comida.
Partimos de Rahue dispuestos a andar muchas leguas.
Nos guiaba un baqueano del Ejército y varias estancias de la zona nos habían permitido pasar por adentro de sus campos. Allá fuimos.
Es curioso cómo despiertan los sentidos los recuerdos porque mientras escribo puedo oler a pino y a tierra húmeda, y mi vista logra recorrer palmo a palmo cada metro.
Puedo sentir correr entre los dedos las aguas frías de los ríos.
Me imagino recorriendo leguas sentada apenas sobre las riendas, para poder usar mi máquina de fotos y tratar de no perder un detalle de lo que me rodea.
Cierro los ojos y me imagino durmiendo a las estrellas en ésa región donde se multiplican a millares. Y recuerdo el río corriendo incansable cerca de mí.
Y después por las mañanas, ensillar y andar, andar, andar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario