domingo, 22 de noviembre de 2015

Paisaje

Somos parte indeleble del paisaje que vivimos, lo llevamos en nuestras neuronas, pero también nos quedamos en improntas eternas, imperceptibles, en cada árbol, cada imagen, en cada poesía que canta, y murmura nuestro nombre y el de nuestras amistades.
Y vivimos en cada compañero, en cada amigo, como ellos viven en nosotros.
Porque el universo es una eternidad simbiótica, un ida y vuelta entre la materia y las ideas, entre el dolor y los sueños, donde fructifican, los más dulces frutos de la amistad y el amor. 

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