jueves, 8 de octubre de 2015

Steve Jobs, mi mejor amigo, cogía mis diseños y los convertía en productos

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Steve Wozniak, cofundador de Apple, ha participado en la inauguración de la Impact Business School, la escuela de negocios de Universidad Europea. Ha recordado cómo fue la creación de Apple y su relación con Steve Jobs, un visionario de los negocios que dio rentabilidad a sus inventos de ingeniero.

FUENTE | 20 minutos 
Mientras que los aficionados a la informática le llaman Woz y sus mayores fans se refieren a él como el 'Mago de Woz', aún hay muchos que no saben quién es Steve Wozniak, a pesar de su gran contribución al funcionamiento del mundo tal y como lo conocemos hoy. Wozniak fue el cofundador de Apple, aunque siempre ha permanecido en un segundo plano, a la sombra de su amigo Steve Jobs. El primero era un genio de la ingeniería y el segundo, un hombre de negocios capaz de sacar rentabilidad a cualquier idea. "Steve Jobs, mi mejor amigo, cogía mis diseños y los convertía en productos", relataba en las jornadas de presentación de la Impact Business School, la escuela de negocios de Universidad Europea. 

"Los genios revolucionarios no son sólo los que construyen algo diferente sino los que además logran venderlo", asegura Wozniak, insistiendo de nuevo en la capacidad del fallecido Steve Jobs para ver el potencial económico de las ideas e inventos. "Tuve mucha suerte de encontrarle", añade. La diferente forma de afrontar la vida de uno y otro no era obstáculo para su amistad. "Éramos muy parecidos, teníamos la misma forma de ver el mundo y pasábamos horas hablando de las cosas importantes, escuchando música, jugando a videojuegos...", recuerda Wozniak. Sin embargo, "llegó el dinero y su personalidad cambió". "Él quería ser ese tipo de persona importante a la que le gusta estar encima de todo. Yo simplemente me dedico a la ingeniería", cuenta. 

La relación de estos dos visionarios da para escribir más de un libro. Han trascendido multitud de detalles y anécdotas sobre su relación, como su afición a gastar bromas telefónicas o el enfado de Jobs al descubrir que el número 1 de la empresa se le había asignado a Wozniak y que él tenía el 2. Su cabreo fue tal que, a base de quejarse, consiguió que le concedieran el número 0. Más curiosa aún es la historia de cómo Jobs engañó a Wozniak para que le ayudase con un encargo para Atari. Debía diseñar el videojuego Breakout, trabajo por el que recibiría 750 dólares. Además, por cada chip que consiguiese eliminar del prototipo recibiría 100 dólares extra. Jobs sabía que su amigo era capaz de realizar diseños con muy pocos chips, así que le habló del encargo y le prometió darle la mitad de los 750 dólares sin mencionar nunca los incentivos de 100 dólares. Wozniak consiguió eliminar 50 chips del prototipo inicial. Eso supuso un ingreso extra de 5.000 dólares para Steve Jobs. Woz recibió 375 y no descubrió la verdad de la historia hasta muchos años después, a través de la prensa. Por otro lado, el diseño final de Breakout era tan compacto y difícil de manufacturar que Atari fue incapaz de utilizarlo. Los videojuegos fueron muy importantes en la juventud de ambos. 

De hecho, Steve Wozniak era un fanático del Tetris. En la década de los 90 envió tantos resultados altos a la revista Nintendo Power que dejaron de publicárselos. Él pensaba que era por su popularidad, así que decidió mandarlos bajo el pseudónimo Evets Kainzow, que es su nombre al revés. Con el tiempo se separaron y cada uno siguió su camino. Wozniak dejó Apple en 1985 para no volver nunca y Jobs la abandonó en 1986 para regresar con fuerza en 1997. A pesar de esa distancia física y sus diferentes formas de afrontar el progreso tecnológico, el vínculo entre ambos nunca desapareció del todo. De hecho, es conocida la costumbre de Wozniak de hacer cola frente a la Apple Store para adquirir los productos de Apple el mismo día de lanzamiento, una tradición que mantuvo viva hasta la llegada del iPhone 4s, primer dispositivo de la compañía que vio la luz tras la muerte de Jobs. Mucho más que una manzana mordida Sobre la creación de Apple, Wozniak ha roto algunos mitos.

"Nunca diseñamos nada en un garaje, ni hicimos prototipos ni negocios ni nada parecido. Eso es una historia inventada. Sí fueron unos comienzos humildes, de hecho, Jobs creó su parte del negocio en su habitación, pero el garaje éramos nosotros", cuenta entre bromas. Pero su contribución al progreso va mucho más allá de la creación de la compañía de la manzana. El mundo le debe la existencia de los ordenadores personales actuales. 

"Construí un ordenador porque quería uno para mí. Durante toda mi vida era imposible que una persona tuviese su propio ordenador, eran más caros que una casa", explica. Aquellos ordenadores eran enormes y sólo se utilizaban en el ámbito científico. Con la creación del Apple I, Wozniak demostró que era posible construir ordenadores para usuarios particulares. "Nunca te fíes de un ordenador que no puedas tirar por la ventana" es una de sus frases más célebres. Pero aquel primer ordenador no era más que un experimento, "una especie de IKEA de los ordenadores, con piezas separadas y un montón de cosas que se enchufaban". Después creó el Apple II, que ya sí podía considerarse el primer ordenador personal de la historia, con teclado integrado y capaz de mostrar imágenes a color. Ya al margen de Apple, algunos años después, Wozniak fundó una empresa llamada Cloud 9, creadora del primer mando universal de la historia. Tras tantos años en la industria tecnológica, Wozniak tiene muy claros qué consejos necesitan los jóvenes emprendedores: "lleva tus ideas lo más lejos posible sin gastar mucho dinero, prueba bien tu producto antes de buscar financiación, busca a alguien que te ayude a resolver los problemas técnicos y haz un buen marketing".

Autor:   Daniel Glez.

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