lunes, 24 de agosto de 2015

La Tecnología Es Una Espada De Doble Filo

http://www.claseejecutiva.cl/blog/2015/08/la-tecnologia-es-una-espada-de-doble-filo/ 

En este curso quiero invitarlos a conocer nuevas tecnologías para que discutan sus implicancias en nuestras vidas y el planeta, y sensibilizarlos sobre que no se trata de innovar por innovar.

Cuando uno se instala a vivir en Silicon Valley pareciera que todo es perfecto, pero no lo es. Me siento como en The Truman Show, donde a Jim Carrey lo observaban desde afuera del mundo artificial que habían creado para él.

DESDE SILICON VALLEY

Bienvenidos a la versión 2015 del curso Creatividad e Innovación. En estas clases quiero reflexionar con ustedes sobre mi estadía por ya casi tres años en Silicon Valley, conectando este ecosistema con la Escuela de Ingeniería de la  Universidad Católica.
Quiero mostrarles el increíble desarrollo tecnológico que hoy ocurre aquí y cómo esto nos puede ayudar o no, a mejorar la vida en el mundo y en especial en nuestro país.
Sin duda, hoy Silicon Valley concentra el mayor desarrollo tecnológico del mundo. No se trata solo de empresas como Facebook, Dropbox, Google, HP, Intel o Apple. Hay un desarrollo exponencial en diferentes áreas: el internet de las cosas, biología sintética, nanotecnología, robots, drones, computadores cuánticos o inteligencia artificial.
Hoy, debido a la interconexión del mundo, la velocidad de crecimiento de las empresas que nacen en Silicon Valley es abismante. Pensemos por ejemplo en Uber, que conecta personas que desean ir de un lugar a otro en una ciudad, con personas que trabajan part time en sus autos, y que en solo cinco años ha alcanzado un valor de mercado de  ¡50 billones de dólares!
El propósito de estas reflexiones es doble: por un lado quiero invitarlos a que conozcan estas nuevas tecnologías para que discutan sus implicancias en nuestras vidas y el planeta. Pero también quiero sensibilizar a los nuevos emprendedores chilenos para que sean críticos respecto a cómo utilizan sus talentos. No se trata de innovar por innovar.
En un país como Chile, donde nuestros recursos son limitados y nuestros problemas inmensos, debemos ser cuidadosos en cómo empleamos nuestra creatividad. No se trata solo de desarrollar aplicaciones móviles, como los hacen sin gran éxito, hoy muchos jóvenes. Debemos pensar en problemas que exigen soluciones mucho más tangibles, como el acceso a la salud, el transporte o una mejor educación.
Y créanme, como lo vamos a ver en estas clases, que esta no es la preocupación de los emprendedores o inversionistas de Silicon Valley. Es nuestra responsabilidad lograr que las nuevas tecnologías, mejoren y no empeoren nuestras vidas.

CONFIANZA (CIEGA) EN LA TECNOLOGÍA

Lo primero que uno observa en Silicon Valley es un gran entusiasmo y optimismo colectivo. No solo en los jóvenes, que tienen innumerables oportunidades para expresar su creatividad en diferentes emprendimientos tecnológicos (start-ups), sino también en las empresas, las universidades y en los inversionistas. Cada vez más personas talentosas de todo el mundo confluyen a este lugar.
Hay un sentimiento generalizado de que la tecnología va a solucionar todos los complejos problemas que hoy enfrenta nuestro planeta, como la pérdida de biodiversidad, la inequidad económica, escasez de agua, polución o criminalidad en las ciudades. Pocas personas advierten que eso no podría ser así. Existe una gran arrogancia entre los miles de emprendedores que se han enriquecido rápidamente aquí, en creer que las tecnologías que se desarrollan en Silicon Valley son para el bien de la humanidad. La avidez por lo nuevo (the next new thing) es tan desmedida, que no hay una reflexión seria de por qué necesitamos tantas cosas nuevas.
Cuando uno se instala a vivir aquí pareciera que todo es perfecto. En Stanford y alrededores hay un mundo que funciona de maravillas. Una imagen que se me ocurre para visualizar este lugar es The Truman Show. Esa película en que a Jim Carrey lo observaban desde afuera del mundo artificial que habían creado para él.
Imagino que en todo momento están monitoreando mi reacción frente a un mundo que parece perfecto. Pero por otro lado, no deja de repetirse en mi mente una frase que me regaló mi gran amigo Pau Guinart, escritor catalán que estudia en Stanford: “Para que este lugar exista, en el mundo debe existir una desigualdad impresionante”.

FISURAS EN LA MATRIX

La realidad es que no todo es tan perfecto como parece, y claramente hay signos muy preocupantes de lo que aquí está pasando. Debido a mi naturaleza, siento una desconfianza hacia todos los fanatismos. Todo tiene luces y sombras. Sobre todo cuando se trata de construcciones humanas.
Sin duda, el desarrollo tecnológico en que la humanidad se ha embarcado en los últimos 200 años ha generado grandes avances en medicina, comunicaciones, o transporte. Sin embargo, la tecnología y lo que llamamos progreso es una espada de doble filo.
No hay garantías de que las nuevas tecnologías vayan a mejorar nuestra calidad de vida. Los intereses que mueven este ecosistema son los mismos que mueven a muchos hombres en el mundo: ambición económica, poder y ego. Por eso es importante que nos informemos de estos desarrollos tecnológicos rápidamente para saber cómo utilizarlos para el beneficio de nuestro país.
Por el momento, este aparente progreso no está dándonos una mejor calidad de vida. En Chile ya sufrimos el gran cambio que ha ocurrido en nuestra sociedad en solo 10 años. Cada vez hay niveles más alarmantes de criminalidad, de desigualdad económica, de polución, de tráfico, de endeudamiento.
Somos uno de los países más interconectados de América Latina, pero sin embargo esto no ha redundado en una mejor calidad de vida. No al menos para la gran mayoría de los chilenos. En un reciente estudio, dos de cada tres santiaguinos califica su vida “como muy frenética o bastante ajetreada.
Lo paradójico es que las mismas personas que desarrollan la tecnología en Silicon Valley sufren sus efectos. Un reciente artículo en la revista The New Yorker detalla cómo intentan balancear sus vidas con técnicas de meditación, mindfullness o terapia digital como Headspace (TNY, julio 6&13, 2015). “Hace años años atrás era solo e-mail. Ahora si no estás en Twitter o no sabes usar las redes sociales, parece que rechazaras el cambio tecnológico. A esto agrégale el Apple Watch que te va a dar notificaciones cada cinco minutos de textos y correos. Claramente te vas a volver loco”, declara el inversionista de Silicon Valley Mamood Hamid.

CIEN AÑOS DE SOLEDAD Y NUESTRAS AÑORANZAS TECNOLÓGICAS

Tenemos un insaciable deseo por lo nuevo. Y la tecnología nos ofrece justamente esto. Quizás recordar las primeras líneas de Cien años de Soledad de Gabriel García Márquez nos ayude a entender esto: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.
En alguna época, los inventos claramente prometían mejorar nuestras vidas.
En este libro fascinante, los inventos, como el hielo, llegaban a través de una familia de gitanos que todos los años visitaba Macondo. “La ciencia ha eliminado las distancias” pregonaba el gitano Melquíades, “Dentro de poco, el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin moverse de su casa”. Todo esto despertaba la curiosidad del innovador del pueblo José Arcadio Buendía: “En el mundo están ocurriendo cosas increíbles”, le decía José Arcadio a su esposa Úrsula. “Ahí mismo, al otro lado del río, hay toda clase de aparatos mágicos, mientras nosotros seguimos viviendo como los burros”.
Esto me hizo recordar mi propia infancia en La Serena. Mi padre no era precisamente lo que hoy llaman un nerd, pero por alguna razón tenía una fascinación con los nuevos inventos que llegaban de EE.UU. o de Alemania: radios, tocadiscos, cassetes, automóviles, microondas, lavadoras, etc. Todo esto formaba parte de una época en que los inventos claramente prometían mejorar nuestras vidas. Pero hoy, este progreso ya no presenta solo oportunidades, sino grandes amenazas. Y no piensen que estoy en contra de la tecnología, por el contrario, estoy a favor de ella. Pero no la tecnología por la tecnología, sino la tecnología con propósito.
Esta es la intención de esta reflexión, que ustedes  como emprendedores creen empresas tecnológicas que tengan el claro propósito de mejorar nuestras vidas.

DOS TAREAS PARA LA PRÓXIMA CLASE

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