jueves, 2 de julio de 2015

El Arte Teatral A La Hora De Comunicar

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La expresión corporal, el movimiento de manos, el uso del espacio y los gestos faciales cumplen un rol clave.

Uno quiere (y necesita) creer lo que está escuchando, al igual que en una obra de teatro, en que es demasiado importante creer la interpretación del actor.

NO ES UNA IDEA HIPPIE COMO PODRÍA PENSARSE

Comenzando con la premisa de que todos nos comunicamos las 24 horas del día, debemos entender la razón de por qué nos comunicamos de tal forma y cómo logramos que las señales y el mensaje sean entregados de una manera óptima para evitar los malos entendidos, que cada día se hacen más frecuentes.
El teatro, el arte y sus técnicas son muy útiles y esenciales para ser un excelente comunicador. Todos los días vemos casos de personas que creen ser buenos oradores solo con leer y mencionar ejemplos, pero eso no es así, hay un trasfondo mucho más importante. El leer, el saber ejemplificar es solo el desde; la preparación física puede ser tan o más importante que la preparación intelectual y no son pocos los que dejan esto de lado.
Steve Jobs utilizaba una prolija puesta en escena cada vez que lanzaba algún producto Apple.
No está de más comentar sobre la mente y cómo debemos organizarla para hacer relatos exitosos, pero quisiéramos recalcar desde ya que no es lo más importante. El cuerpo y la voz deben ir en simetría perfecta, por lo que ambos factores (cuerpo y mente) cumplen un rol esencial y vital al momento de expresar algo.
El gran orador, relator o retórico sabe cómo ir desplegando las ideas y palabras de manera excelente y con un sentido perfecto, pero también sabe que la expresión corporal, el movimiento de manos, el uso del espacio y los gestos de su cara cumplen ese rol clave, esencial, preponderante, y que nunca se debe dejar de lado.
Es por esto que nos gustaría hacerles una invitación a todos los futuros oradores a investigar qué es el teatro. No es tan hippie como puedan pensar, y les puede facilitar la tarea a la hora de preparar sus presentaciones, o de hablar con sus amigos y, lo más importante, expresarse de una manera adecuada con sus familias.
Si tenemos un desafío importante, como una entrevista, un discurso en público o enseñar a nuestros hijos, ¿cómo debemos prepararnos? Si queremos estarlo realmente y asegurarnos de que tendremos éxito, debemos manejar las siguientes variables: dónde hablaré (el lugar físico), a quién le hablaré (la audiencia) y qué quiero comunicar (eje del relato).
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Esto es igual que en el teatro, ya que debemos manejar la escenografía, los espectadores y el objetivo de lo que se pretende expresar. Uno de los temas recurrentes, al que muchos le tienen miedo es a la “improvisación”. Es cierto, a algunos les sale más fácil el preparar en menos tiempo un relato, pero todos, absolutamente todos pueden trabajar para que vaya saliendo cada día más natural.
Pero ojo, esto no basta. Improvisar es una herramienta buena para salir de una complicación, y muchas veces hay que utilizarla. Puede ser una virtud, pero vivir improvisando es un error que muchos cometen por extrema confianza o porque no preparan bien su relato. Es cierto que es muy importante estar preparados para una situación no premeditada y, por eso, hay que estar entrenados para administrar los tiempos o las respuestas adecuadas a la audiencia. Estas situaciones ocurren en momentos de poco tiempo y recursos, lo que causa estrés y el relato se condena al fracaso.

HERRAMIENTAS PARA SER UN GRAN ORADOR

A continuación detallaremos las habilidades que son importantes de desarrollar y  trabajar.

EXPRESIÓN VERBAL

La voz en sí misma es clave para la comunicación, pero no es lo más importante. Un ejemplo de ello son las personas mudas, quienes también logran comunicarse eficazmente. Al saber usar la voz evitamos muchos problemas, especialmente la disfonía o la afonía, ya que la voz viene del diafragma y no de las cuerdas vocales; por lo tanto, no debería verse afectada si uno sabe ejercitar este músculo que a la mayoría nunca le enseñan.
Otro tema importante y no menor es el cómo dosificar la energía de la voz; trabajar la respiración, las pausas y así será mucho más óptimo al momento de hablar. Una de las herramientas es inspirar profundamente por la nariz hasta que se expanda el estómago, y luego expeler todo el aire, dejando casi vacíos los pulmones.
Las pausas también son muy importantes: sirven para respirar, para que el público procese la información, ayudan a pensar en lo que se quiere decir a continuación, a dar la impresión de que se controla la situación y de que no hay apuro por finalizar.Cuando la voz nos parece forzada o tensa, debemos adoptar un estilo más simple e informal.  El tono, que se refiere a lo agudo o grave de la voz, es una herramienta indispensable al igual que el ritmo que lleven las palabras. Hay que ir matizando el tono de acuerdo con lo que se vaya contando. Cuando la voz es estridente, nasal o demasiado fina, hay que modificar el lugar desde donde surge.

COFRE DE LAS EMOCIONES

Este tema muchas veces se deja de lado y nadie lo enseña, pero es muy importante. Para creer en un orador no sirve solo que él se limite a leer o a repetir un discurso. Las emociones que se reflejen en este discurso son muy importantes, ya que a través de ellas el orador transmite credibilidad.
Uno quiere (y necesita) creer lo que está escuchando, al igual que en una obra de teatro, en que es demasiado importante creer la interpretación del actor. Es por esto que la actuación puede ayudar muchísimo, utilizando las famosas técnicas relacionadas con la memoria emotiva (apelar a una vivencia personal). También se utiliza el cuerpo; las emociones se manifiestan a través de la postura corporal y los gestos, la memoria emotiva física y la sensorial.
Por ello cuando un actor o comunicador se enfrenta a una audiencia y debe sobreponerse a una situación difícil o entregar una emoción determinada, es recomendable abrir el llamado “cofre de las emociones”, en el cual cada persona debe guardar momentos únicos que las representen. Así, cuando necesiten demostrar alegría, abrimos el cofre y recordamos el cumpleaños de un hijo o hija, nuestro matrimonio, navidades en familia, etc. Es importante ser cauto y no sobreutilizar las emociones, es un error exagerar.

EXPRESIÓN CORPORAL

Hoy estamos conscientes de que la forma de sentarse, pararse, mover las manos y hasta de sonreír reflejan lo que una persona siente y piensa. Sentirse cómodo con la totalidad del cuerpo es fundamental para poder comunicarse bien con una audiencia y, por eso, para comenzar hay que concentrarse en la postura. Normalmente, la gente asocia un cuerpo erguido con los ganadores; en cambio, uno encorvado, con los perdedores.
Una vez aprendida la postura adecuada, hay que concentrarse en el resto del cuerpo y sus movimientos. Como todos nuestros movimientos hablan de lo que somos y de cómo nos sentimos, debemos cuidar mucho lo que vamos a decir, porque si lo tenemos claro, nuestro cuerpo nos acompañará armónicamente.
Para comenzar, hay que poner atención en las expresiones faciales, porque cuando una persona habla en público, pocas veces es consciente de la cantidad de gestos que hace, como por ejemplo, cuántas veces frunce el ceño o tensa los labios. La clave para controlar las expresiones faciales es sencillamente tener en cuenta que lo que uno hace con los músculos faciales concuerde con las palabras, el tono y el mensaje.
Con respecto al cuerpo, hay que tener conciencia de cuándo es correcto mover las manos, ya que desconcentran al público. Los pies también son importantes, porque la persona que va a dar un discurso o a comunicar algo debe estar bien plantada sobre el escenario y no balanceándose o paseándose de un lado a otro.

IMAGEN PROYECTADA

Lo que el público percibirá a lo largo del discurso no serán solo las palabras y el lenguaje corporal, sino la imagen de quien está hablando. Aunque la imagen no lo es todo, ciertamente los buenos oradores proyectan una agradable y sincera, y por eso les es más fácil ganarse la confianza y la atención del público.

EL VESTUARIO

Lo más importante es saber qué papel se desempeñará y qué se le quiere decir al público. Por ejemplo, si un alto ejecutivo realizará la presentación de fin de año de la empresa querrá verse competente. Lo mejor será usar un traje, pero no tan elegante ni adornado por una corbata demasiado llamativa. En otro contexto, si le estoy hablando a un público en una feria, la corbata no tendría mucha coherencia.

TIEMPO Y ESPACIO

Un orador deberá sentirse cómodo en el lugar en que hablará y, aunque muchas veces es difícil por un tema de tiempo, hay que tratar de visitar el recinto por lo menos unas horas antes.
Saber bien dónde se hablará, desde qué perspectiva se verá al público y cómo este verá al orador, puede resultar un complemento perfecto al momento de lograr el éxito. Pero si no se alcanza a observar el lugar y tomar estas precauciones, se deberá intentar analizar y resolver todos los recursos técnicos que se desarrollen en el momento de la presentación.

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