viernes, 15 de mayo de 2015

De no haber conocido a mi maestro, yo hubiera sido una persona distinta.

http://enbuscadeantares.com/2014/03/14/de-no-haber-conocido-a-mi-maestro-yo-hubiera-sido-una-persona-distinta/ 

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“Un profesor trabaja para la eternidad: nadie puede predecir dónde acabará su influencia” Ralph Waldo Emerson
Jamyang Khyentse es el fundamento de mi vida…Sé que de no haber conocido a mi maestro…yo hubiera sido una persona completamente distinta. Con su calidez, su sabiduría y su compasión personificaba la verdad sagrada de las enseñanzas y, así, hacía que éstas fueran concretas y rebosantes de vida…Cualquier comprensión que yo pueda tener, sé que se la debo a él, y es algo que jamás podré corresponderle; lo que sí puedo hacer es trasmitirlo a otros” Sogyal Rimpoché
Hace algunas semanas y después de mucho tiempo regresé a mi Alma Máter; en donde también tuve oportunidad de dar clases a lo largo de dos años. Al estar ahí me encontré con varios de mis ex alumnos. Por supuesto entiendo que uno no es perita en dulce y que si bien a algunos estudiantes les gustaba mi clase y mi desempeño como profesor, a otros simplemente no. Pero afortunadamente aquel día me topé con jóvenes que me saludaron gustosos, que se interesaron por mis actuales proyectos profesionales y que de alguna u otra forma me mostraron su cariño.
Al despedirme de cada uno de ellos, una sensación de alegría y de satisfacción se adueñó de mi sistema. Fue así que recordé lo que es ser un maestro, recordé lo que es ser una persona que entrega toda su voluntad y toda su pasión con el objetivo de, impartir conocimiento sí, pero sobre todo, de transformar una vida, de transformar una mente.
Entonces y aunque creo que siempre debemos dar nuestro máximo esfuerzo sin generarnos expectativas sobre un eventual resultado o recompensa en cualquier actividad que desempeñemos, cuando el alumno expresa su agradecimiento, el maestro se siente realizado porque considera que su misión de desarrollar y hacer crecer intelectualmente a los individuos se ha cumplido en por lo menos una persona.
Sin embargo al caminar por el Campus y al seguir reflexionado sobre este tema, también recordé una pregunta que me hicieron en más de una ocasión mis estudiantes:
-Si estudiaste en esta universidad y tienes una maestría, ¿por qué das clases?
Aquella pregunta más que ofenderme siempre me reflejó un gran problema en nuestra sociedad. Para nadie debiera ser un secreto que en México solemos minimizar, desprestigiar y desestimar a la profesión de docente a cualquier nivel:
-¡Ah! seguro no lo contrataban en otro lugar, por eso es maestro.
Fue entonces que llegaron a mi mente las palabras con las que Sogyal Rimpoché se refiere a sus maestros. Y si bien debemos guardar proporción de lo que se entiende por este concepto en nuestra sociedad y en nuestro sistema educativo, a lo que se entiende por maestro en el budismo tibetano[1], si creo que algo podemos aprender del cariño, la devoción, la lealtad y el agradecimiento que los estudiantes de esta tradición espiritual tienen por sus guías de vida.
Y es que a final de cuentas, un buen profesor, a cualquier nivel, será alguien que dejará en ti lecciones, hábitos, habilidades y actitudes que se quedaran contigo para siempre y que transformaran decididamente tu forma de entender la realidad. Sin embargo y por muchas razones, en nuestro país seguimos empequeñeciendo la labor de esta trascendental figura en la existencia de todos aquellos que hemos tenido la suerte y el privilegio de estar en un salón de clases.
“Los rayos del sol caen en todas partes de un modo uniforme, pero sólo donde los concentra una lente de aumento pueden hacer arder la hierba seca” Dilgo Khyentse Rimpoché
Es así que como en el budismo tibetano el despertar de un individuo no se concibe posible sin la guía de un maestro, en nuestra sociedad debemos entender que la realización profesional y personal de una persona difícilmente llegará sin la instrucción de un educador. En otras palabras y como dice Sogyal Rimpoché, que sin los buenos profesores que se han cruzado en nuestro camino, nosotros simplemente no seríamos quienes hoy somos.
Y sí, sé que coyunturalmente el término maestro no es del todo bien visto por la opinión pública en México, pero estoy convencido de que a cualquier nivel y ya sea en la educación pública o privada, hay extraordinarios seres que dedican su vida a generar un cambio en la sociedad y a impactar positivamente su entorno a través de la enseñanza. Así que por ellos y como agradecimiento, empecemos a cambiar esa concepción de que un maestro es alguien que no pudo desarrollarse en otro plano profesional y tomemos consciencia del importante rol que estas personas juegan en la vida de los individuos.

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