jueves, 16 de abril de 2015

Open Mind

http://www.emprendedoresnews.com/tips/open-mind.html 

Es imposible meter una idea nueva en una mente cerrada. En cambio, cuando tenemos una actitud receptiva, comprendemos cosas que antes se nos habrían escapadoRepetir la misma rutina disminuye la creatividad. Uno se va quedando  sin ideas y sin la capacidad de producirlas. Lo que más se necesita hoy son ideas nuevas, que produzcan nuevas respuestas y formas de vida. Cuando la mente se cierra impide aceptar y crear las ideas que se precisan para vivir. Hay personas sin tantos prejuicios, son tolerantes y comprensivas, ven la vida de forma más relajada y despreocupada.
Una mente cerrada se somete a creencias fijas y a las ideologías, una mente abierta se adapta a los cambios sin perder de vista sus objetivos.
El valor de la diversidad. Cuando las neurociencias, a partir de las neuroimágenes, pudieron observar al cerebro mientras piensa, visualizaron su funcionamiento. Es difícil que alguien reúna todas las habilidades mentales. En la persona creativa se activa el lóbulo frontal derecho pero no siempre sabe sacar provecho de eso, suele calentar la pava sin tomar el mate. El lóbulo frontal izquierdo se ilumina en el individuo analítico, al que no se le cae una idea pero sabe elegir la mejor. En un sujeto ejecutivo predomina el lóbulo basal izquierdo. No tiene ideas ni sabe seleccionarlas, sólo pregunta que hay que hacer y lo hace. El socializador es quien le cae bien a todo el mundo. Nadie posee las cuatro virtudes por eso los equipos deberían reunirlos. La diversidad es el secreto de los equipos de alta competición: creativos generando ideas, analíticos eligiendo las mejores, ejecutivos que las fabrican y socializadores que las venden. Si todos fuesen creativos nadie se ocuparía de hacer el trabajo.
El concepto genérico de una vinculación estratégica, la que abre la mente, se observa en el acertijo del ciego y el paralítico perdidos en el bosque. La respuesta es que sólo se salvan cooperando. El paralítico ofrece la visión el ciego la locomoción y su unión hace la fuerza.
La visión ampliada por la diversidad permite crecer, incursionar en nuevos escenarios, acotar riesgos, eliminar competidores y evitar el síndrome del especialista que tiene un martillo y todo lo que ve le parece un clavo. Quien se suma a una cadena de valor entiende que puede reducir riesgos, bajar costos, acceder a recursos ocultos o inaccesibles y desarrollar sus ventajas competitivas. Hay que entender que el mundo se dirige hacia estructuras participativas. El estar solo ya no rinde. Generar alianzas  nuevas o integrar aliados a las existentes implica desarrollar relaciones productivas. Cruzando nuevas y viejas ideas y relaciones la mente se abre y crea su propia fábrica de ideas. Así puede asociarse con el mejor sin hacer el trabajo que él hizo para conseguirlo, sumar respuestas transformadoras y optimizar la ecuación entre los recursos internos y externos.
Mentes conectadas. Cuando se asocian la inteligencia individual y la social se logra alinear el foco de atención con la asignación de importancia. Esto se favorece con las nuevas herramientas de asociación. Para eso hay dejar la organización científica Tayloriana basada en la decisión en la cúspide y el control y dotar de decisión al emprendedor mediante círculos de calidad y creatividad. El que está cerca de la acción ve mejor los problemas y al participar se compromete. El hombre puede superar la barrera del 10% que habitualmente usa de su cerebro cuando se le da la oportunidad de trabajar y crear. Es peligroso elegir siempre a los amigos como socios ya que muchas veces es mejor una amistad que surge de un negocio que un negocio que nace de una amistad.
Los pecados capitales de la inteligencia social fueron sintetizados por Ghandi: Política sin principios, Economía sin moral, Bienestar sin trabajo, Educación sin carácter, Ciencia sin humanidad, Goce sin conciencia, Culto sin sacrificio.
El atractivo negocio de la asociatividad fue analizado hace siglos por Adam Smith quien descubrió que un obrero trabando solo producía 1 alfiler por día, mientras que 10 que dividían el trabajo fabricaban 5000. Agregando el avance de la tecnología hoy hacen 80.000.
Dime con quien andas y te diré quién eres. Los proyectos participativos funcionan mejor que desde arriba porque provocan el crecimiento del empowerment (el poder interior).  Hoy que el presente se aleja del pasado y de la organización tradicional y se transforma en futuro rápidamente, se requiere una mayor capacidad de apertura, de adaptación y de innovación.
Muchos no simpatizan con la apertura mental porque miden todo por la ganancia inmediata. Entonces descuidan su responsabilidad social y pierden al mismo tiempo la riqueza de la diversidad. Si no logramos convencer a la gente de las ventajas de la cooperación alabando sus virtudes hagámoslo mostrando los defectos del egoísmo. Parafraseando a Borges: “si no los une el amor que los una el espanto”.
Mientras que el capitalismo se fundamenta en la desigualdad y la democracia en la igualdad la solución debe darla el Estado, buscando de aliviar el desequilibrio. Las empresas líderes y los países ricos deben devolver a la comunidad internacional parte del beneficio que reciben de ella. Una forma de hacerlo es generando alianzas estratégicas productoras de trabajo y de inclusión social.
Si dos no quieren uno no puede. Por eso hay que educar la inteligencia hacia la convergencia de la inteligencia individual y la social. La tarea de la educación es apuntar a la revolución del aprendizaje hacia el verdadero sentido de la palabra educar, que es sacar de adentro el potencial. En otros términos es aprender a ser, a aprender, a hacer y a convivir.
La negación y la resistencia al cambio impiden ver la necesidad que tenemos de ideas nuevas o de cambiar el rumbo. Al admitir nuestra impotencia y reconocer lo ingobernable que se ha vuelto nuestra vida, nos permitimos ver cuánto necesitamos lo que la vida tiene para ofrecernos.
Depender de sí mismo y ser terco impide admitir hasta la posibilidad de la existencia de oportunidades detrás de las amenazas. Sin embargo, cuando reconocemos el lamentable estado al que nos ha llevado la terquedad, abrimos los ojos y la mente a nuevas posibilidades y aprendemos a observar. Cuando otros nos hablan que el desarrollo de su poder interior le ha devuelto el sano juicio a sus vidas, empezamos a creer que quizás podamos hacer lo mismo. Como el futuro no existe, una mente abierta es capaz de inventar su propio futuro.
Un árbol despojado de sus ramas muere, a no ser que le injerten otras nuevas al tronco. Del mismo modo, la rutina nos aleja de nuestro rumbo, cualquiera haya sido. Para crecer, o incluso para sobrevivir, debemos abrir la mente y permitir que se injerten nuevas ideas a nuestra vida.
Entrenador emocional. El auge de las terapias breves es raro cuando se sabe que no hay curas milagrosas, y que hay heridas que sólo pueden curarse con años de tratamiento. Su éxito se debe a que, a veces, se  puede mejorar más con un entrenador emocional que con un médico.
El coach hace preguntas, obliga a reflexionar, no viene con una solución. Saca una foto del ahora. Aprendizaje, futuro, acción, construcción, gestión de emociones, posibilidad, facilitador; son las palabras claves que definen al coaching, y son las que explican cuál es su función.
Es un proceso de aprendizaje para relacionarse con uno mismo y con los otros, basado en la acción. El porqué es una pregunta clásica del psicoanálisis, mientras que el para qué es preguntarse qué quiero que pase en vez de culparse por lo que pasó o por lo que no está pasando.
El coaching no interpreta nada, utiliza un lenguaje generativo: quiero que pase tal cosa. Así se aprende a gestionar las emociones en positivo. Que se vea la situación con nuevos ojos, desde otra perspectiva, con herramientas comunicativas con las que es posible salir del patrón reactivo y tener un papel proactivo, mirar cómo uno está y cómo construir una situación futura. Por eso el foco está puesto en resultados y logros futuros.
Sobrecarga de información. Estamos sobrecargados con basura. El problema con Internet es que cualquiera puede publicar, así que es difícil saber si es un hecho o pseudohecho, ciencia o pseudociencia. Ese problema parece actual pero en el ámbito de la experiencia humana, es tan constante y seguro como la muerte y los impuestos. La explosión de la información ha transformado el estudio académico y la innovación con la creciente especialización y el trabajo en equipo. Hace mucho tiempo podías ser biólogo. Ahora la acumulación de conocimiento es tal que los biólogos, por ejemplo, deben especializarse en una variedad de microdisciplinas como funciones celulares, genética y biología evolutiva. A comienzos del siglo XX los hermanos Wright inventaron el aeroplano; hoy en día, el diseño del motor de reacción necesita 30 diferentes disciplinas que requieren una amplia gama de equipos especializados.
Si la era de la información hace que el conocimiento parezca un chaleco de fuerza,  a menudo el progreso depende de esos raros individuos que han escapado de sus ataduras y abrieron su mente. Artistas como Picasso y Bob Dylan, y empresarios como Bill Gates y Steve Jobs, cambiaron al mundo al encontrar formas radicalmente nuevas de ver viejos problemas. Cortaron con las cosas acumuladas, olvidaron lo que se había hecho, para ver algo especial, algo nuevo. Einstein llevaba gafas especiales para convertir todo lo que era irrelevante en invisible.
Para muchos que no comparten ese tipo de visión, la respuesta a la sobrecarga de información es simple: sólo buscar, olvidar o repetir según sea necesario. Los más ambiciosos de la gestión del conocimiento encontrarán que la clave para el aprendizaje permanente es un mediador humano, alguien que se ha involucrado en la antigua tarea de la búsqueda y la clasificación del conocimiento
Exponerse a la creatividad. Cuanto más se expone el cerebro a la creatividad, más vías para crear aparecen. La clave es ser activo: cuando uno mira TV por horas es pasivo pero cuando lee la actitud es activa. Mirar la TV es como viajar en avión, una vez que se sube no se puede bajar. Leer es como viajar en auto, uno puede detener la marcha y reflexionar. Eso implica un esfuerzo superior para el cerebro, genera nuevas ramificaciones y hace que el cerebro se vuelva más plástico, es decir, que siga teniendo capacidad de modificar sus circuitos y sus conexiones neuronales
Los cerebros que se mantienen más activos tienen más ramificaciones. Eso significa que, en el caso de padecer después enfermedades como el Alzheimer, podrá enfrentarlas mejor. Se llama  ‘reserva cognitiva’ y se trata de tenerla para el caso de necesidad. La clave es que sea un desafío, porque cuando se hace lo mismo de siempre, el cerebro no se entrena sino que automatiza y se reduce al nivel más bajo de funcionamiento.
Nuestro cerebro tiene dos mecanismos muy eficientes para atenuar de forma progresiva la respuesta de miedo y otras emociones negativas. El primero se llama ‘habituación’: cuando estamos expuestos en forma repetida a un cierto estímulo de manera constante, nuestros sistemas neurales tienden a atenuar la respuesta inicial hasta volverse tolerable (como cuando entramos a una pileta fría y de a poco vamos acostumbrándonos). Algo parecido ocurre con los miedos aprendidos. Cuando nos exponemos a un estímulo temido y comprobamos que las consecuencias que esperábamos no ocurren, comienza a debilitarse esa conducta y a atenuarse la respuesta de estrés. Este proceso se llama ´extinción´.
En definitiva podemos concordar con George Bernard Shaw cuando dijo: “El hombre razonable se adapta al mundo; el irrazonable intenta adaptar el mundo a sí mismo. Así pues, el progreso depende del hombre irrazonable”.
Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem, mail de contacto horaciokrell@ilvem.com

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