miércoles, 7 de enero de 2015

SØREN KIERKEGAARD

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Dos sentimientos dejaron huella en la trayectoria del filósofo y teólogo danés (Copenhaguen, 1813-1855) Søren Aabye Kierkegaard: el amor y la fe.
Su padre, un rico comerciante de estricta moral luterana, le hizo prometer en su lecho de muerte que se convertiría en pastor para saldar la culpa que éste sentía. Así, Søren se formó en la Escuela de Virtud Cívica y en Teología, en la Universidad de Copenhaguen, y empezó a destacar especialmente en los campos de las lenguas clásicas, en la filosofía y la literatura. En Berlín, arranca su carrera como escritor con Shelling como maestro, y se consagra al pensamiento y a sus escritos.
Poco antes, sin embargo, había conocido a Regine Olsen, con quien vivió un amor tan fulminante como contradictorio. Se promete con la chica, pero decide romper el compromiso un año después porque sus dudas morales le impiden casarse. Esta contradicción representa una de las angustias constantes en la vida y la obra de Kierkegaard. Olsen se casa con otro hombre, algo que apenará al escritor hasta el fin de sus días.
Aun siendo un hombre de profunda fe, en su obra también critica con el mismo fervor a las instituciones religiosas, por su hipocresía.
Kierkegaard está visto como el padre del Existencialismo, puesto que argumenta sobre la libertad, el sufrimiento y la responsabilidad del individuo, sobre la subjetividad.
Para entender al autor y su obra, es recomendable leer sus diarios, fuente de frases y aforismos como los que recogemos a continuación. Entre sus libros esenciales citamos: “Temor y temblor”, “Migajas filosóficas” o “El diario de un seductor”.

Subjetividad es verdad, y verdad es subjetividad.

Debo encontrar una verdad que sea verdad para mí.

La angustia es el vértigo de la libertad.

La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada.

La vida solo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia delante.

La puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla: si uno la empuja, la cierra cada vez más.

Toma consejo de tu enemigo.

No es que el camino sea difícil, es que lo difícil es el camino.

El ser humano es una síntesis de lo temporal y lo eterno, de lo finito y lo infinito.

Quien se pierde en su pasión, pierde menos que el que pierde la pasión.

El yo no es algo que es, sino algo que será. Es una tarea.

Feliz comienzo de año,

Álex Rovira

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