viernes, 5 de diciembre de 2014

El primer paso para ser productivo: Focus, saber mantener la atención

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La capacidad de atención es una habilidad poco reconocida y valorada en la actualidad, a pesar de que es fundamental para la mayoría de las situaciones a las que te enfrentas cada día. La necesitas para desempeñar tus tareas con efectividad, para mantener unas relaciones interpersonales saludables e, incluso, para disfrutar de tus momentos de ocio.
¿Cuánto tiempo hace que no te sumerges completamente en la historia de un libro, una película de 90 minutos, o en una tertulia con alguien, sin que nada te distraiga? Y no hablemos del trabajo.
Foto vía Shutterstock
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Según Daniel Goleman, autor del libro “Focus”, hay un vínculo entre atención y excelencia detrás de casi todos nuestros logros. No sólo necesitamos la atención para comprender, aprender o recordar, sino que la necesitamos para poder leer las emociones ajenas, generar empatía y construir buenas relaciones.
Por lo tanto, se puede decir que uno de los mayores enemigos de tu productividad personal es la falta de atención. Las constantes—y a menudo ineficientes—reuniones, los compañeros que interrumpen sin miramientos, las llamadas telefónicas, las notificaciones de tu teléfono móvil, etc., hacen que disminuya tu rendimiento y que malgastes una gran cantidad de tiempo y energía, no sólo en el trabajo, sino en cualquier actividad que realices.
La atención es como un músculo, se desarrolla a medida que se ejercita. Y también se agota y necesita recuperación. Existen multitud de pequeños hábitos que puedes ir desarrollando e incorporando en tu día a día, de modo que tu capacidad de concentración mejore a lo largo del tiempo. Aquí destaco los que me parecen más importantes:
1.- Gestiona tu energía. Hay gente que está a tope a primera hora de la mañana y no rinde tan bien por las tardes, y quien está medio dormida por las mañanas y van ganando energía a lo largo del día. ¿Cuándo funcionas mejor? Haz las tareas que requieran un mayor esfuerzo en esos momentos y deja las tareas rutinarias para cuando estés a medio gas.
2.- Prepara un espacio de trabajo confortable. Mantén tu mesa de trabajo limpia y ordenada, quitando de en medio todo lo que pueda distraerte. Todo el material que sueles necesitar debería estar al alcance de tu mano. Si trabajas sentado, disponer de una silla cómoda es fundamental. Si trabajas en un sitio ruidoso, ponte unos auriculares y escucha música que no te distraiga, o unos tapones para los oídos, si la música también te molesta. La iluminación y la temperatura también son importantes.
3.- Elimina todas las distracciones que están a tu alcance. Cuando necesites concentrarte en algo, silencia el móvil, cierra el correo electrónico y las redes sociales. Si trabajas con un ordenador, cierra todas las aplicaciones que no necesitas y trabaja a pantalla completa para no distraerte.
4.- Educa a los demás. Avisa a tus colegas de la oficina, o a tu familia y amigos si trabajas en casa, para que no te interrumpan en las franjas horarias en que necesitas una mayor concentración. Enséñales cómo y cuándo deben comunicarse contigo. Elimina las interrupciones que se producen sin ningún criterio. 
5.- Planifica tu día de acuerdo con tus objetivos. Es mucho más fácil concentrarse en las tareas cuando se sabe lo que hay que hacer y se tiene en mente el porqué de cada cosa.
6.- Trocea bien tu trabajo. Dividir tus actividades en pequeñas tareas te ayuda a mantener el foco en lo que estás haciendo y a no sentirte abrumado por grandes proyectos. ¿Cómo se come un elefante? Bocado a bocado.
7.- Organiza tus descansos. Ya sabemos que la atención se agota. Descansa cada cierto tiempo y recarga las pilas. Aprovecha los descansos para andar y moverte. Ahora es cuando tienes la obligación de distraerte.
8.- Regálate premios. Regálate una recompensa cada vez que logres un objetivo, completes un proyecto o, simplemente, termines una tarea que implica mucho esfuerzo. Date un paseo, juega a algo, ve a tomarte una cerveza con un amigo… haz algo que te apetezca.
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9.- Come de manera equilibrada. Es difícil concentrarse cuando se tiene hambre, pero también lo es cuando has comido demasiado. Comer muchas veces al día en cantidades más pequeñas te permite mantener tu nivel de energía constante y te ayuda a ser más productivo. La cafeína y el azúcar, en cantidades moderadas, pueden ayudar en determinados momentos.
10.- Duerme lo suficiente. Además de repercutir negativamente en tu salud, la falta de sueño afecta a la claridad de pensar y la capacidad de atención.
11.- Explora. Cada persona es diferente, por lo que deberás probar qué funciona contigo y qué no. Hay metodologías de productividad personal como GTD que te pueden ayudar a organizarte con eficacia y a prestar a más atención a lo que deberías. Hay técnicas de trabajo como la técnica Pomodoro que te pueden ayudar a realizar determinados tipos de trabajos sin distracciones (por ejemplo, a mí me va bien para escribir artículos y para programar). Y existen técnicas que te pueden ayudar a mejorar la capacidad de mantener voluntariamente la atención en cualquier actividad que estés realizando, como la meditación o el yoga. ¡No des nada por sentado!

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