«Y mientras tanto qué comemos», preguntó, y agarró al coronel por el cuello de
franela. Lo sacudió con energía.
-Dime, qué comemos.
El coronel necesitó setenta y cinco años -los setenta y cinco años de su vida, minuto
a minuto- para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el
momento de responder .Es la parte que mas me ha gustado!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario