miércoles, 10 de septiembre de 2014

“Creer es más fácil que pensar. He ahí la razón de que haya más creyentes”. Albert Einstein.

http://principiodeuncomienzo.wordpress.com/ 

placeboHoy mi mente estaba totalmente focalizada. Me centraba todo con total nitidez,  no sé por qué, pero así ha sido. Pero casi al finalizar el día, se ha fijado en un anuncio de medicamentos.
Mire el prospecto… Consulte con su médico… No tiene contraindicaciones…”
¿Por qué buscamos desde muy jóvenes, placebos que nos hagan sentir cosas, felicidad,  “de forma química”?
Desde pequeños buscamos la aprobación de nuestros padres, gritándoles: “Mira Papa, mira cómo voy en bicicleta… Mira papa como corro más que ayer… Mira Papa, he conseguido un 8 en el examen, el que te dije que me sabía…” Buscamos su aprobación, su cariño… Vemos que está centrado en su trabajo, que ya no juega con nosotros como lo hacía antes… Y con un “Enhorabuena hijo, estoy muy contento… Sigue así”. Somos los niños más felices del mundo.
Sentimos que sus palabras, ya elevan nuestra salud mental que se encontraba bajo mínimos, ya que no sentíamos los mismos cariños que antes.
El tiempo pasa, pero seguimos queriendo “placebos” que nos hagan pensar que nuestra vida va bien, que está bien, “en función de lo que establece la sociedad”.
Yo también me emborracho como vosotros, soy uno igual… Yo también me voy todo un fin de semana de casa y nadie me dice nada… Yo también soy un rebelde sin causa como vosotros…” Es lo que dicen las madres, “si tus amigos se tiran por la ventana, ¿También te tirarías tú?…
Intentamos hacer lo que sea para entrar en grupos de adolescentes. Y si para ello, tenemos que hacer locuras, las hacemos, todo por sentirnos integrantes del mismo..
Ese “placebo” nos hace sentirnos “queridos”, comprendidos por un grupo de desconocidos, que nosotros pensamos que son nuestra familia. Creemos que nuestra familia no nos entiende, siempre nos preguntan qué nos pasa, y una y otra vez, la famosa “Edad del pavo”.
Llegamos a la edad adulta. Y seguimos tomando, de forma compulsiva más y más placebo.
Queremos el último invento tecnológico, porque todos nuestros amigos también lo tienen, y no queremos sentirnos desplazados.
“¿Y todavía no tienes whatsapp en el móvil? ¿Pero en qué era vives?…” Una conversación que recientemente oí.
¿Pero es que todos tenemos que tener lo último para ser alguien “normal” en esta sociedad?
A parte de los inventos tecnológicos, tenemos que haber ido de viaje a los sitios de moda, a la India, a Egipto, a New York… sino, no eres una personal “normal”…
A ello tenemos que añadirle, que tenemos que ir al gimnasio, porque si nos ven con un poco de  tripa , porque si no, no entrarás dentro del club a los que van los de tu trabajo.
Queremos tomarnos muchos “placebo” que nos hagan sentir que somos uno más dentro de esta sociedad.
¿Pero qué pasa cuando el bote de las pastillas se nos ha acabado?
Locura, hacemos locuras por conseguir más y más, por no descolgarnos de nuestros amigos, de la sociedad que nos rodea.
Siempre he dicho que el desempleo, me ha venido muy bien para “desintoxicarme”. Mi vida tampoco era una locura, de vivir a la última, de endeudarme para que los demás me vieran como alguien que no era.  Pero si me gustaba una camisa, me la compraba, si quería ir algún concierto y con las mejores entradas posibles, lo hacía.
Sentía que la vida era maravillosa, que todo era ideal de la muerte, que eso era la vida. Y eso que tampoco tenía un sueldo muy alto, pero no tenía cargas de ningún tipo.
Y llegó el desempleo. La “desintoxicación” que he vivido ha sido muy dura.
No camisas todas las semanas, conciertos si puedes ir bien, sino por televisión, ¿cenas? Un bocadillo si es posible, mejor, o sino en casa….
Lo que pensaba que me daba la felicidad, se me estaba yendo de las manos.  Desesperado buscabas trabajo, no por ganar dinero, sino por mantener eso que tanto te gustaba… Pero con el paso del tiempo, ves que el trabajo no llega y que esos “placebos” se están yendo.
Te sientes desnudo, totalmente.  Tienes miedo, miedo a todo, miedo al silencio, porque tus auriculares se han estropeado y no puedes arreglarlos.
placeboTe enfadas contigo mismo, gritas tipo “lo que el viento se llevo”, que ya nunca volverás a ser más feliz.
Empiezas a oír que eso de la felicidad es interno, no externo.  “Anda que no hace feliz un buen traje…” te entra ganas de contestarle.
“Desnudo” te enfrentas a la nueva realidad. El aceptarlo es el principio de la desintoxicación. Aceptar quien eres, aceptar que no eras feliz de verdad con lo que hacías antes. Que eso de parecerte a alguien que no eras de verdad, ya se ha terminado.  Pero  aún sigues con la esperanza, que esos “placebos” pronto vendrán a ti,  solo es una mala racha.
Pues NO, Da gracias también a las malas rachas, porque te descubrirán de que pasta estás hecho.
De nuevo oyes, que la felicidad son pequeños momentos que la vida te da, y que la felicidad no se compra, si no que está dentro de cada uno.  Y ahora empiezas a darle un poco de credibilidad.
La vida te ha dado un cambio o te subes a la ola, o ella te engullirá.
Empiezas subiéndote a la ola, a ver que esa sonrisa que antes no te habías fijado de tu familia, te reconforta mucho más que otras cosas y más en los momentos que estás viviendo. Te das cuenta, que ahora solamente tienes tu mente, para conseguir de nuevo metas, que te has propuesto.
Piensas que no podrás, que la mente no tiene tanto poder,  Pero poco a poco, te das cuenta, que transformando tus pensamientos, la vida está cambiando. Has empezando a cambiar por dentro, y tu exterior se está transformando.
Empiezas a visualizar que te gustaría que ocurrieran ciertas cosas, para tu futuro, y al cabo del tiempo, acaban haciéndose realidad.
Los “placebos” que pensabas que te daban la felicidad plena, se han convertido en eso, en placebos. Pensamos que nos darán la solución a nuestros problemas, que nos darán la felicidad plena, que nos sentiremos realizados con ellos para toda la vida, pero nos damos cuenta que solo nos dan una visión “irreal” de la sociedad y de nosotros mismos.
Pensamos que creer en uno mismo, que nosotros mismos somos los creadores de nuestro destino, o que la felicidad está dentro de nosotros, es puro “placebo”, tonterías del desarrollo personal… Más tonterías es pensar que una camisa, por la marca que pone, te va a dar un estatus y una felicidad para siempre.
Creer en uno mismo, confiar en uno mismo, en tu talento, conocerse, vivir en el silencio, no es un placebo, esVIVIR DE  CORAZÓN, ES VIVIR CONSCIENTEMENTE, COMO DEBEMOS VIVIR DE VERDAD.
Así que depende de ti, seguir tomando “placebos” pensando que eso te dará una fuerza invencible, o ser tú mismo el creador de esas pastillas, pero que tienen el nombre de corazón, confianza, superación, sueños, constancia….. que esas SI, te llevarán al éxito de verdad.
DE TI DEPENDE.
Me gustaría preguntar a aquellas personas que hacen encuestas… Ves que sale que los jóvenes somos muy felices, que no hay miedo al futuro… Y luego te enteras que España se consume no se cuantas toneladas de fármacos, antidepresivos y demás… ¿ Aquí hay algo que no cuadra?

No hay comentarios:

Publicar un comentario