Por muy lejano que nos parezca, hace no tanto tiempo esta era la forma más habitual de comunicarse. Dedicar tiempo a aprender la caligrafía, la puntuación y el manejo de la pluma requería una concentración excelente. Equivocarse conllevaba repetir todo el trabajo hecho.
No nos pongamos nostálgicos, pero tampoco debemos olvidar de dónde venimos y lo que somos capaces de realizar a parte de hacerlo todo a través de la pantalla.
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