domingo, 20 de abril de 2014

El Éxito Profesional

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No puedes aspirar a recibir más que tu propio valor agregado, que se define como la diferencia entre el valor total creado con tu trabajo y el que se crearía sin él.

AGREGAR VALOR A LA SOCIEDAD

Hoy reflexionaremos sobre el desarrollo de tu propia carrera, sobre la estrategia a seguir para mejorar tus probabilidades de tener éxito profesional, que consiste, a mi juicio, en agregar valor a la sociedad.
No puedes aspirar a recibir más que tu propio valor agregado, que se define como la diferencia entre el valor total creado con tu trabajo y el que se crearía sin él. En una empresa con fines de lucro para que tu posición sea estable, es necesario que tu impacto en sus utilidades sea mayor que tu sueldo.
Por supuesto, entre los exitosos se incluyen personas como el padre Hurtado, quienes crean valor para la sociedad sin priorizar los beneficios personales. Probablemente, los exitosos generosos son los más felices, por la alegría que da hacer el bien, colaborando desinteresadamente en la construcción de una sociedad más próspera y justa.

DESARROLLAR UNOS POCOS TALENTOS

Para agregar valor a la sociedad, debes desarrollar talentos que permitan realizar, con maestría y distinción, actividades que la sociedad necesita.
Detrás de cada desempeño sobresaliente hay talentos específicos. Se requieren determinados talentos deportivos para ser un gran tenista; otros en el ámbito musical para desempeñarse como un gran flautista; unos artísticos para ser un gran pintor; unos artísticos y matemáticos para desempeñarse como un gran arquitecto; unos matemáticos para ser un gran ingeniero en computación; unos en el ámbito de las letras para ser un gran abogado, y unos en el ámbito de las relaciones humanas, para ser un gran líder.
Peter Drucker recomienda concentrarse en las fortalezas, transformando talentos destacados en talentos extraordinarios. Recomienda no perder mucho tiempo tratando de mejorar áreas débiles. Es mucho más importante el tener un talento destacado que no tener defectos.
Para ser exitoso debes tener algún talento valorado por la sociedad que sea distintivo y difícil de imitar. No se necesita tener muchos talentos, pocos son suficientes. Más aun, para mí lo ideal es tener pocos talentos y muchas debilidades.
Tener pocos talentos facilita la elección de aquellos que se van a potenciar. Todos conocemos casos de personas que, por tener talentos naturales en demasiados ámbitos, nunca toman el compromiso de potenciar unos pocos de ellos, perdiéndose la sociedad el valor que a ellos les correspondía aportar, de acuerdo con los talentos recibidos.
Tener muchas debilidades facilita el trabajo en equipo, ya que la necesidad de la colaboración de otros se hace más evidente. Todos sabemos lo difícil que es hacer equipo con personas arrogantes que creen ser más competentes que todos los otros, en todas las dimensiones posibles.

CONOCERSE A SÍ MISMO

Debes elegir qué talentos vas a desarrollar. Para esto tienes que conocerte a ti mismo, conocer tus fortalezas y debilidades, lo cual no es tarea fácil. En realidad uno nunca termina de conocerse.
Una manera práctica de hacerlo es desempeñando actividades que utilicen los talentos que crees que tienes y ver si eres exitoso haciéndolas.
Me habría gustado ser músico de una banda de rock. En mi juventud dediqué muchísimas horas a estudiar flauta. Como mi mejor amigo en el colegio sí tenía talento para la música, puedo decir con certeza que mis talentos musicales naturales eran precarios. Por lo que basar mi éxito profesional en potenciar esos talentos habría sido una mala decisión.

ANTES DE LOS 17

Tres clases de decisiones mantienen su vigencia durante toda la vida: cómo conocer los talentos, cuáles potenciar y qué actividades desarrollar.
Texto guía para este curso de "Estrategia" sin costo para los matriculados
Sin embargo, el énfasis cambia. Antes de los 17 años, el énfasis debería ser el conocerse a sí mismo, realizando muchas y variadas actividades, y buscando retroalimentación. Se deberían realizar actividades intelectuales relacionadas con las ciencias básicas, la matemática y el lenguaje, actividades artísticas como pintura, música, danza y actividades deportivas múltiples.
Gastón Soublette plantea certeramente que lo más importante de todo aprendizaje es que “alguien capacitado para ello le enseñe al joven o al niño cómo revertir la mirada del mundo exterior hacia sí mismo para conocerse”.
Antes de los 17, el acento debe ser calibrar los talentos naturales, manteniendo máxima flexibilidad respecto de la elección de los que se potenciarán y de las actividades que se desempeñarán para servir a la sociedad.

DESPUÉS DE LOS 17

A partir de los 17, cuando los jóvenes tienen que elegir qué carrera profesional estudiar, ellos deben comenzar a tomar decisiones sobre el inventario de talentos que potenciarán.
Si uno quiere ser exitoso, inevitablemente, hay que comprometerse con anticipación en el desarrollo de talentos únicos y difíciles de imitar, porque estos demoran tiempo en desarrollarse.
Entre los 17 y los veintitantos, la recomendación es focalizarse en potenciar talentos y dejar para más tarde las decisiones de cómo exactamente estos se emplearán.
Entre más joven se es, más prioritaria es la decisión sobre qué talentos únicos potenciar. Serán años de trabajo y el éxito se logrará si en el futuro los talentos desarrollados permiten realizar actividades útiles para la sociedad.
El problema es que hay mucha incertidumbre y nadie sabe cuáles serán las actividades que más valorará la sociedad en el futuro. Para gestionar la incertidumbre, el compromiso con unos pocos talentos debe complementarse con la flexibilidad en el uso de ellos.
La recomendación es potenciar talentos que idealmente puedan ser utilizados en una amplia gama de actividades. Por ejemplo, talentos matemáticos, verbales o artísticos. Y mantenerse flexible respecto de las actividades hasta que llegue el momento de desempeñarlas.
Ingeniería industrial es un buen ejemplo de una carrera que ayuda a potenciar talentos fundamentales cuyos usos son muy flexibles. Aunque seguramente estoy sesgado, por mi condición de profesor de esta carrera, veo con mucho orgullo a nuestros egresados destacándose en los ámbitos más variados. Los hay gerentes, empresarios, líderes, fotógrafos, escritores, sacerdotes y entrenadores de fútbol… y también algunos desempeñándose como ingenieros.

DESPUÉS DE LOS VEINTITANTOS

Conocerse a sí mismo y potenciar unos pocos talentos son tareas para toda la vida. Después de los veintitantos se activa la tercera clase de decisión, completándose la trilogía. Recién ahí los profesionales deben comenzar a tomar decisiones sobre qué actividades desempeñarán para realizar el mayor valor agregado a la sociedad, dados los talentos que han decidido potenciar.
Los jóvenes ya no pueden postergar más el inicio de la carrera profesional. Deben comenzar a elegir, dentro de sus opciones, qué harán como músicos, pintores, bailarines, arquitectos, diseñadores, abogados, profesores, ingenieros, empresarios o políticos.
Durante toda la vida, el éxito profesional requiere buenas decisiones sobre cómo desarrollar los talentos y en qué actividades emplearlos. Para tomar correctamente estas decisiones, lo clave es estar siempre profundizando el conocimiento de uno mismo y permanentemente sintonizando con las necesidades de la sociedad.
¡Hasta el próximo domingo!

Este curso se dicta con la colaboración de Pedro Silva, director de la carrera de Ingeniería Civil Industrial de la Universidad del Desarrollo.

Para gestionar la incertidumbre, que es mucha, el compromiso con unos pocos talentos debe complementarse con la flexibilidad en el uso de ellos.

TRES DECISIONES ESTRATÉGICAS

Los talentos son lo central para agregar valor a la sociedad. Durante tu vida deberás tomar tres clases de decisiones con relación a ellos: 1) cómo conocerás cuáles son tus talentos, 2) cuáles talentos potenciarás y 3) qué actividades valoradas por la sociedad desempeñarás utilizándolos.

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