martes, 9 de abril de 2013

La naturaleza de la compasión

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013/04/09/la-naturaleza-de-la-compasion-cuando-el-amor-puede-transformar-a-la-persona-mas-agresiva-118420/ 

Los seres humanos, con frecuencia y frente a lo que consideramos provocaciones, tendemos a reaccionar de una manera defensiva. Para muchos, la mejor defensa es siempre un buen ataque. Esta es una de las causas por las que un pequeño “fuego” acaba produciendo un “incendio”. Se entra así a gran velocidad y casi sin darse cuenta, en una espiral de ira, frustración y resentimiento. Nuestra mente busca de forma activa todo lo que en la otra persona, en su aspecto, en su pasado, en su forma de pensar o de actuar, existe de feo, erróneo o defectuoso. Es como si de alguna manera, tuviéramos prisa por acumular tantos argumentos en su contra como nos fuera posible. A este fenómeno que pasa de la reacción automática inicial a la búsqueda activa de elementos con los que contraatacar, es a lo que se denomina colusión. La colusión es una dinámica curiosa que nos permite entender fácilmente la razón por la que se produce esa escalada de ira, resentimiento y frustración.
Lo que uno no puede pasar por alto es algo curioso y significativo. Si todo tuviera tanto sentido como parece que tiene, es decir, si esta reacción que hemos tenido fuera tan lógica y natural, yo me pregunto:
1-¿Por qué nuestra naturaleza se resiente?
2-¿Por qué nos sube la presión arterial y el corazón tiene que hacer un mayor trabajo?
3-¿Por qué se produce un aumento en los niveles de glucosa, triglicéridos y colesterol?
4-¿Por qué nuestro sistema inmunológico que nos protege contra las agresiones físicas empieza a funcionar peor?
Tal vez haya algo en nuestra propia naturaleza que nos esté poniendo en guardia frente a una reacción que, pareciéndonos tremendamente lógica y natural, no es para nada inteligente.
Es preciso que ante estas situaciones seamos capaces de poner en marcha no una reacción, sino una respuesta.
Agresividad es igual a miedo y soledad
Hay seres humanos que tienen heridas sufridas en el pasado y que todavía no han cicatrizado. Por eso, cuando les ocurre algo que les recuerda aquella experiencia dolorosa, reaccionan como lo hacen. Tengamos en cuenta que detrás de la mayor parte de las conductas agresivas está un dolor no resuelto. Toda persona que es agresiva en su comportamiento lo es porque sufre. Su conducta no refleja otra cosa que sus sentimientos de pequeñez, miedo y soledad. Por eso la compasión es una virtud tan importante. La compasión implica por una parte, una comprensión de que esa persona sufre y por otra, un deseo de ayudarla a eliminar ese sufrimiento. Hay algo profundo que sorprende a la otra persona cuando nuestros ojos, nuestro tono de voz, nuestros gestos y nuestras acciones están expresando interés y cercanía. En este sentido, son de gran belleza las palabras pronunciadas por Martin Luther King Jr.:
“Esta mañana, cuando os miro a los ojos y miro a los ojos de todos mis hermanos en Alabama, en América y en el mundo entero, yo os digo que os quiero y que preferiría morirme a tener que odiaros.  Soy lo suficientemente ingenuo para creer que el poder de este amor es capaz de transformar en algún lugar hasta la persona más recalcitrante”.
Con gran elocuencia, este hombre tan excepcional, se refería a ese hilo invisible que a todos nos conecta. Es cuando este hilo, cuando esta conexión se debilita, cuando más solos nos sentimos y cuanto más miedo tenemos.

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